domingo, 17 de agosto de 2008

V I C I O . . .

Había sido un día muy tranquilo, yo nada tenía que hacer, nada…, es increíble, ya que para una universitaria lo que menos tiene es tiempo para hacer eso…, el ocio (se dice) es la madre de todos los vicios, incluyendo el mío… que por muy común que sea, para mí no es más que eso, un vicio… ya se hacía tarde y por un momento creí que el día sería tan monótono como el anterior, creí que terminaría como habían terminado ya vario días (45 días para ser exactos), así aburrida, sin novedad y creyéndome curada de tan exquisito vicio que me consumía… el reloj daba las 8:°° PM, y su TIC TAC me estremecía, me estresaba, me desesperaba, cada segundo esperaba el RING del celular, por un momento sentí que estaba sorda y que por ello no me había percatado del ruidoso sonar del aparato, me equivoque… escuchaba perfectamente, todo, inclusive el pisar de los gatos en el tejado empapado por aquella que podríamos dar el nombre de lluvia, escuchaba mi corazón palpitar más y más rápido, tanto que parecía ya el zumbido de una abeja… para mí el tiempo volaba, sentía en cada segundo como si fuera una hora, estaba casi fuera de mí, a punto de enloquecer al notar que a mi alrededor todos estaban igual, que nadie parecía notar nada, cuando yo casi moría de la angustia de saber si volvería a probar de mi tan anhelado vicio, claro, ellos no se preocupan, ni nada les sucede, soy yo la enferma y obsesionada, es como quien ha fumado desde los 12 años y ya teniendo 65 le quitan aquello que le ha brindado calma y compañía en los peores momentos, no lo pueden hacer, es como matarlo, así estaba yo, casi muerta, estaba tan interna en mis sentimientos que no había notado que hace ya un rato mi madre me llamaba para comunicarme que cierto joven (cuyo nombre no recordaba, ni me interesaba recordar) me había llamado, cogí el celular deprisa buscando su numero en el registro (bendito registrador de llamados), lo encontré, llamé como si él fuera el ser que calmaría mi sed, el muy maldito no respondió, luego de un rato recordé el número de teléfono de su casa, en la cual vivía con sus padres (padres que me odiaban y odian por arrastrar a su único hijo varón tras de mí), pero a mí que me pueden importar ellos si a quien yo quería se encontraba ahí, tome el teléfono y casi por una suerte de cuentos (se podría decir) contestó él, él, el muchacho que hace tan solo 10 minutos no recordaba su nombre, ahora lo recordaba tan a la perfección que hasta la imagen nítida tenía de él en mi mente, le pregunté como se encontraba (claro que por cortesía, ya que no me interesaba, se podría decir que no soy del tipo de chica que le importan los demás), me dijo que estaba mal y yo con un tono un tanto irónico (debo admitir) le respondí: “que pena no poder acompañarte en este momento” (siempre esperando que la respuesta fuera positiva para mí, claro), él me dijo “estoy solo, ¿por qué no vienes?”; rayos, mi cara cambió (creo que todos lo notaron), intenté parecer serena, no tuve éxito, me descubrieron. Por razones lógicas tuve que decirle casi en clave que nos veíamos a las 10:°° PM, ya que mi padre (por muy permisivo que fuese) odiaba a aquel chico, solo faltaban 30 minutos, yo no soportaba más, mi padre preparándose para ir al trabajo confiado, y que podría sospechar de la chica de 18 años, la cual era sus ojos, no, ella estaría en casa. Se fue a trabajar y dos minutos después de él partí yo, a la casa que solo quedaba a dos cuadras de la mía, cada paso parecía eterno, cada suspiro, cada palpitar, resonaban en la vacía y oscura calle iluminada con una suerte de “farol”… llegué a la dichosa casa, él estaba solo efectivamente, una agradable chimenea que casi desaparecía el frío del exterior y música apropiada, sé lo que piensan, yo también lo pensé, no soy tan ilusa como creen… sonreí, que más podía hacer, lo saludé con el tan acostumbrado beso en la mejilla derecha y entré a su casa como si fuera la mía, cerramos la puerta y nos sentamos a platicar, noté en su distancia que solo quería contarme que le sucedía, lo escuché con atención sin quitar de mi mente tan sucio pero exquisito pensamiento, ya eran las 12:°° AM, él debía ir al colegio al otro día, ya habíamos tomado un té y comido un par de galletas, yo intentado aproximarme, no pasaba nada, casi resignada tomé mis cosas, cuando de repente escucho “me da lata quedarme solo”, sin pensarlo me apresuré a responder “si quieres me quedo contigo”, mi plan estaba en marcha otra vez… apagamos las luces y la televisión, nos fuimos a su cuarto y propusimos acostarnos a dormir, él me prestó una polera (con el fin de que no notara mis intenciones apagué la luz para que no me observara desnuda) me la puse rápidamente, en silencio, y luego de un par de minutos me acosté a su lado, solo dije “buenas noches” y cada uno se volvió para un lado de la pequeña cama, estaba inquieta y no lograba dormir, tenía un chico a mi lado y nada pasaba, bueno que esperan después de conocernos 13 años, aquel chico que había en alguna época amado con locura ( y que seguiría amando por el resto de mi vida) ahora era objeto de mis deseos, me preparaba para dormir y ya creyéndolo dormido sentí una tibia mano subir desde mi rodilla (él no se podía resistir), acariciándome, entonces noté que lo que había intentado no fue en vano, me abrazó con fuerza, sin dejar que me alejara, sentía su respirar en mi cuello (él me conocía y sabía todo lo que me excitaba), cuando sus labios tocaron mi oreja a mi cuerpo lo recorrió un escalofrío que no olvidaré, me voltee intentando verlo, pero en la oscuridad de la habitación sólo se lograba distinguir el marco de aquella ventana que nos comunicaba con el resto del mundo; por instinto encontré su boca, y con un toque de dulzura y lujuria incontrolada lo besé, entonces comenzó el juego. Sus manos me hacían suya y yo me apoderaba de él de todas las formas posibles, ya a las 2:°° AM sentí que había cumplido mi cometido, prendimos las luces y fue como si nada hubiese pasado, me acerqué a él y lo besé… yo (casi vestida solo con su polera), me paré de la cama, él se quiso cambiar de habitación, intentando darme a entender que no se repetiría aquella situación, nos volvimos a recostar, esta vez yo al lado del pasillo y él para el lado de la muralla, él me abrazaba, a ver si así se libraba de su culpa, no lo lograba, al cabo de 5 minutos de tranquilidad me vestí, me puse toda la ropa, intentando simular que jamás me la había quitado, intentando olvidar esas manos que se plasmaron en mi espalda y su cuerpo que dejo empapado de su olor el mío, me vestí, cual puta cuando termina un buen trabajo, sí, soy una puta, no me pagan, lo hago por placer, por controlar esto que me quema, es un vicio, soy una adicta al sexo y que…me encanta y cada día me vuelvo más adicta a él…

lunes, 4 de agosto de 2008

Para Você

Te has llevado mi vida, estremeces mi cuerpo, mi alma se eleva, mi corazón susurra, te amo (grita), pero tú no lo escuchas, toco tu cara, siento tu frío, mis ojos te buscan, encuentran vacío.

Me besas, sonríes, acaricias y abrazas, te sientes inocente de mi vida desgarrada. Te miro con ternura y coquetamente, pero a ti no te importa y ni sonríes al verme.

Te deseo, anhelo y exito al pensarte, te sueño despierta y poseo al observarte.

Te pertenezco siempre y tú no te das cuenta, me tienes cautiva en tu sonrisa, tus ojos son la luz del camino que sigo y tus palabras son las que cuentan mi destino.

En este momento pienso en ti, quiero que vengas y te quedes aquí, hazme tuya, juega conmigo, desarma mis trenzas, has de mi cama tu nido, no te limites ni controles, deja que tu lujuria corra por las venas, de extremo a extremo tu cuerpo lo exprese, no lo reprimas, déjate llevar como las nubes en el viento, como la arena entre las olas del mar.

Ya no puedo mas con esto, mis actos controlarlos ya no puedo, como haces para mantenerte sereno, cuando yo tengo una guerra por dentro.